Por esas casualidades de la vida, una de las famosas «apps » me revela que alguien me ha buscado en Google, cosa normal y que todos hacemos cuando queremos saber algo sobre alguien. Pero esta búsqueda a la que me refiero, no ha consistido solo en escribir mi nombre, sin más, en la barra de direcciones sino que, junto a él se han añadido ciertas palabras claves que aportan misterio y una maravillosa dosis de intriga. El fisgoneo de este «buscador «no tenía como finalidad conocer mi trabajo, mis aficiones o mi aspecto … No!!! El criterio de búsqueda había sido: fecha de nacimiento de Teresa Viedma Jurado. Mi edad: una cuestión de interés. Me asombra, me emociona y me hace partirme de la risa esta «sana curiosidad » por conocer mi ya largo caminar en este mundo cruel. Y ante esta expectación que mi edad suscita para algunos, me doy cuenta de que a mí me había ocurrido a la inversa: mi interés había sido ocultarla, porque en ninguna parte, ni en Facebook, ni en Twitter, ni en mi blog, ni en las solapas de mis novelas, hago público mi año de nacimiento … Y eso, unido a que aún, y a pesar de los pesares, no tengo muchas arrugas, me pinto las canas y hago yoga… puede no ser tan extraño que mi edad física, que no mental, se haya convertido para algún indiscreto en «una cuestión de interés» que, para mantener el clima y aunque no me importa, hoy no voy a desvelar.